Imagine que un banco desea enviar información importante a otro banco (o a un cliente) vía telefónica. Suponga que aliguen podría estar escuchando todas las comunicaciones que se producen.
Ahora bien, el banco que desea enviar información puede encriptarla, para ello necesita tanto un algoritmo (como los que hemos descrito muchas veces en este blog) y una clave.
Quien recibe el mensaje encriptado necesita una copia del algoritmo en, por ejemplo, su computadora (esto no es ningún problema) y también necesita conocer la clave con la cual se encripto.
El problema: ¿Como hace el banco para transmitir la clave de encripcion?. Este pequeño problema logístico es de dimensiones monstruosas y es conocido como el «problema de distribución de clave». Este problema es muy viejo. Notese, solo a efectos de ilustrarlo que durante la segunda guerra mundial, los altos mandos militares debían enviar libros mensuales a los operadores con las claves para usar cada día. Aun los submarinos debían de obtener sus libros de claves.
Otra forma de plantear el problema es como sigue: Si dos personas desean compartir información secreta quien encripta el mensaje necesita una clave que constituye un secreto que no puede compartir por el mismo canal puesto que se asume que podría estar intervenido.
Se comenzó a trabajar en este problema a mediados de los años 70. Antes de llegar a una solución a este problema, las claves había que acordarlas y distribuirlas a unos costos sin precedentes. Un pequeño experimento intelectual arroja pistas para una solución al problema.
Tomas quiere enviar un mensaje secreto a Joaquin, de modo que Tomas lo escribe y lo guarda en una caja de acero empleando su llave para colocarle un candado. Cuando Joaquin recibe la caja (que no puede abrir) le coloca un segundo candado y lo envía de regreso a Tomas. Cuando este recibe la caja (con dos candados) remueve el suyo y lo envía de regreso. Joaquin recibe la caja con un candado (el candado que el mismo coloco), de modo que puede abrir la caja y leer el mensaje. La oficina de correos que estuvo manipulando la caja jamas puede abrirla puesto que siempre viajo con candado.
Lo importante del experimento es que las llaves del candado jamas viajaron. Se puede resumir en términos criptograficos de la siguiente manera: Tomas emplea su clave para enviar un mensaje cifrado a Joaquin. Joaquin lo encripta nuevamente empleando su clave. Tomas lo recibe y remueve su encripcion con su clave enviándolo a Joaquin quien es capaz de remover su encripcion y leer el mensaje (puesto que ya no tiene la encripcion de Tomas).
En teoría, el problema esta resuelto. En la practica no. En la encripcion el orden importa puesto que si se cambia, no se obtiene el resultado que se desea. Dicho de otra manera, cuando nos levantamos, primero nos ponemos los zapatos y después las medias, cuando nos acostamos, primero sacamos las medias y después los zapatos. El orden importa.
Aun no se puede llevar la teoría anterior a la practica, pero no falta mucho. Armados de paciencia, se puede describir la solución a todos los problemas anteriores. Vaya meditando sobre la seguridad de los mensajes que envía o recibe en su celular.