Comienzo de año trabajando en Houston

Por algún motivo extravagante se me da por escribir en el blog cuando he tenido que viajar a algún lado, cosa que no debe importarle a nadie. Como sea, comencé el año trabajando en Houston, Texas.

Fue una semana ejercitando la paciencia y la mesura mientras trabajaba en el downtown. La paciencia que requieren los viajes y la mesura para tratar gente de sospechoso coeficiente intelectual.

No hay mucho para decir del centro de Houston. Desolado los fines de semana y poblado de gente de buen pasar el resto de los días. Hispanos por doquier, cuya función es solventar la mano de obra que refiere a los servicios: dependientes, limpiadores, mucamas, pizzeros, mozos, porteros y pocos gerentes generales.

Alojamiento

El cliente tuvo el buen gusto de alojarme en el Hyatt Regency un hotel no exento de alto transito de huéspedes. Nunca aprenderé a sacar provecho de las piscinas y los gimnasios de estos lugares. Siempre me intenté convencer que tal actitud es producto del agotamiento y la falta de horas libres que previenen lo anterior.

Yo creo que hay más. Creo que estoy profundamente equivocado y las piscinas de los hoteles es solamente un ejemplo inspirador.

Uno se da cuenta de que está viejo cuando sospecha que hay que ser más cauto a la hora de elegir cuales son las cosas importantes y cuales no. No es trivial darse cuenta y a algunos les sale de forma natural, otros han sido educados en el arte de aprovechar el momento sin tener que pensar en ello.

Lo importante es diferente para cada persona. Pero un indicador puede ser si le va a importar en el futuro cercano o si le importa un rábano.

Total ausencia de pensamientos de segundo orden

A mi regreso me esperaba más trabajo y pocas horas de esparcimiento. De ahí que no se me ocurre una idea ni aunque me expriman el cerebro. No hay otra cosa que hacer que seguir la procesión de la oruga. Ahí lamento no tener ningún pensamiento de segundo orden. Esto es, en resumidas cuentas, hace mayor esfuerzo en preguntarse cosas como, ¿cuales son las alternativas para tal o cual asunto?, ¿que puede salir mal si hago tal o cual cosa?, ¿cual es la probabilidad de tener éxito si mando a la mierda a fulano o a sultano?.

Es decir, dedicar tiempo y esfuerzo en pensar las cosas, mitad por aquello que pensar lo mismo que todo el mundo sobre determinado problema y esperar como resultado algo excepcional es directamente estúpido.

Tal vez lo peor sea darse cuenta de lo anterior.

Notas anteriores sobre viajes

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