París – notas de la introducción

Tenía en mi biblioteca París, la novela de Edward Rutherfurd. Me recordó algunas de las novelas que se desarrollan allí, como el Pendulo de Focault o El Conde de Monte Cristo. También que tiene una introducción elegante que resume, en pocos párrafos, un poco de su historia y que bien podía complementar la nota sobre La Reforma de París que pretendo usar como analogía para otros menesteres.

Mis breves notas sobre la introducción

Fue el mismísimo Julio César quien se dio cuenta que el territorio que ocupaba la tribu de los Parisii junto al río Sena constituía el mejor lugar para instalar una cuidad. Era fácil acceder al caudaloso Rodano que comunicaba a los puertos del mediterraneo. Los accesos fluviales eran la Internet de la época. Los ríos habilitaban el comercio. La amplitud y curvas del Sena desnudaban marismas e islas. Allí fundaron Lutecia los Romanos.
Tras la caída del Imperio, la tribu germánica de los Francos conquistó el territorio que pasó a llamarse la tierra de los francos (o Francia).
A lo largo de la Edad Media se transformó en una gran ciudad. Laberinto de iglesias góticas, peligrosas callejuelas y hediondas bodegas. La catedral de Notre Dame adorna la isla más grande. Más tarde fue conquistada por los ingleses hasta que la doncella de Orleans (Juana de Arco), con 17 años, los sacara a patadas.

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